La llegada de los exámenes provoca nerviosismo en algunos niños y, en casos extremos, puede incluso provocarles insomnio, cefalea o malestar intestinal. Y ésta no es precisamente la mejor forma de enfrentarse a un examen; la ansiedad suele disminuir la capacidad de razonamiento, la concentración y también interfiere en la memoria.
Un niño con una ansiedad exagerada puede obtener malos resultados en los exámenes, aunque vaya preparado, de ahí la importancia de combatirla. Pero no hay un sólo motivo detrás de todos los casos. Para poder ayudarle, tienes que averiguar cuál es la fuente de su angustia.
¿Cree que no está capacitado?
Una fuente importante de ansiedad pueden ser los pensamientos negativos acerca de su capacidad. Hay que tratar de cortar ideas del tipo “esto no se me da bien”, “nunca aprobaré esta asignatura”... Ayúdale a mejorar su autoestima, recuérdale sus éxitos –ya son muchos cursos a sus espaldas– y atribuye esos éxitos al esfuerzo, la inteligencia y el tesón de tu hijo y no a factores independientes a él como la suerte o la facilidad de la tarea.
¿Teme decepcionaros?
Quizás estáis exigiéndole más de lo que él puede dar o sois demasiado estrictos cuando trae una mala puntuación o fracasa en algo. Algunos padres piensan que hacer ver a los niños sus fallos les hará mejorar. Sin embargo, la crítica no constructiva sólo sirve para menoscabar su autoestima y aumentar su ansiedad ante los nuevos retos. Sí hay que mostrarles dónde fallan, pero como una forma de participar en su formación no como mero reproche. Además, es importante valorar los esfuerzos y el comportamiento en el colegio más que la nota de un examen.
¿Le pueden los nervios?
Quizás tu hijo tiene miedo a los exámenes porque cuando llega la hora de hacerlos siente que se queda bloqueado. Una dosis baja de ansiedad es positiva ante cualquier prueba ya que mantiene al cerebro alerta y le hace responder rápidamente, pero si esa ansiedad es elevada se produce más bien una especie de cortocircuito que interfiere en el trabajo. Aprender ejercicios de relajación será la opción más indicada en estos casos.
¿No se ha preparado?
El miedo ante estas pruebas también puede deberse simplemente a que sabe que no ha estudiado lo suficiente y, por tanto, sospecha que sus resultados no van a ser buenos. Intenta que, a partir de ahora, adquiera el hábito de estudiar a diario. Al principio, le costará, pero si mantenéis la disciplina pronto se sentirá alentado al ver el buen provecho que saca a sus ratos de estudio. Para optimizar el tiempo dedicado conviene que tu hijo aprenda algunas estrategias como: resumir, subrayar, esquematizar, etc. Puedes encontrarlas en manuales de técnicas de estudio o llevar a tu hijo a una academia donde se las enseñarán en un pequeño curso.
El día del examen
Cuando el estrés acecha, las rutinas ayudan a mantener el control. Las siguientes son básicas antes de un examen:
- Salir con tiempo de casa, así un percance inesperado, como un atasco, no tiene porque ser motivo de más nervios
- Preparar el material necesario para el examen la víspera.
- Hacer algún ejercicio de relajación, si previamente se había trabajado sobre este método.
- Leer las preguntas del examen con detenimiento y empezar a responder por las que mejor se dominan.
Extraído de www.guiadelnino.com por Ísar Monzón
No hay comentarios:
Publicar un comentario